
El diseño gira en torno al vacío como espacio unificador de un programa descomprimido y luego agrupado en piezas volumétricas con características propias de cada uso. El atrio central favorece la convivencia de las funciones invitando al usuario a recorrerlo, explorarlo y descubrir cada particular escena que las distintas piezas proponen.
Funcionalmente, las oficinas aparecen en forma de pedestal configurando una torre que se abre hacia el atrio central; el comercio se presenta como un gran zócalo para generar proximidad hacia los usuarios de la avenida sobre el cual se posa el auditorio. Las salas de cine se disponen aleatoriamente donde las circulaciones verticales crean un recorrido intermitente. Por último, el hotel se posa horizontalmente sobre los cines sirviendo a su vez de gran cubierta de los programas inferiores y volcando sus áreas comunes (piscina y restaurante) al atrio.
La propuesta se levanta medio nivel permitiéndole al vehículo acceder al edificio desde sus tres calles perimetrales, esto supone una mayor afluencia de usuarios, mayor conectividad y más accesibilidad al edificio.
El edificio se confina hacia la parte posterior del lote permitiendo liberar la intersección de la avenida Baralt con la calle 77 5 de julio para configurar una gran plaza de acceso que funciona como espacio público y articulador de la vida urbana de una de las intersecciones más dinámicas de la ciudad por su carácter financiero y comercial.